jueves, 28 de julio de 2011

Misión del médico internista

Misión
Brindar a los pacientes jovenes, adultos y ancianos los servicios médicos clínicos de atención integral en salud del más alto nivel científi co tecnológico y humanístico, एन्मर्कादो en la ética y el respeto por el ser humano, interactuando cuando sea necesario, con otras especialidades, para asegurar calidad, efi cacia,efi ciencia y efectividad.
DEFINICIÓN TOMADA DE LAS DIFERENTES ENCUESTAS REALIZADAS A NIVEL NACIONAL.
No tenemos ninguna duda en recomendar como especialista idóneo para la atención integral de primera línea a toda persona adulta, desde la adolescencia hasta la vejez, a un médico internista. No hay un médico mejor preparado para la atención integral de las personas a partir de la segunda década de la vida, utilizando como plataforma de trabajo la evaluación médica experta del paciente, que comienza con la realización de una cuidadosa historia clínica. Principal instrumento diagnóstico inventado por la ciencia y el arte de la medicina, desde Hipócrates hasta nuestros días.
En el pasado siglo de la gran tecnología y en el promisorio que acaba de comenzar, es el médico internista el principal heredero de la tradición clínica, en establecer un diagnóstico y tratamiento basado en evidencias obtenidas por un diálogo médico-paciente bien orientado y un examen físico exhaustivo, corroborado luego por una experta selección del mínimo de exámenes complementarios indispensables para confi rmar dichas impresiones clínicas y guiar objetivamente la mejor terapéutica posible.
La forma más sencilla de defi nir al médico internista es la de reconocerlo como “el médico del adulto”, experto en la atención primaria y continuada desde el adolescente hasta el anciano. Su campo de acción es amplio excluyendo la infancia, pues la atención especializada del niño corresponde al médico pediatra. No es función del internista la realización de procedimientos quirúrgicos, aunque sí participa en el diagnóstico de situaciones quirúrgicas y en la evaluación general y cardiovascular preoperatoria, así como en la atención postoperatoria en especial de personas complicadas o con enfermedades crónicas. Tampoco atiende embarazos o partos, excepto cuando la embarazada presenta complicaciones o afecciones médicas agudas o crónicas y entonces participa en su atención en estrecha colaboración con el médico obstetra.
El médico internista se forma en residencias de postgrado universitarias en su gran mayoría, durante tres exigentes años de estudio y trabajo. Durante su formación hospitalaria el internista adquiere los hábitos profesionales que caracterizan su diario ejercicio médico, atendiendo con destreza las múltiples y variables quejas y motivos de consulta que se realizan en el hospital, desde los aparentemente más sencillos hasta los más complejos que amenazan o comprometen la vida del paciente.
Las consultas externas, la orientación del triage, las salas de urgencia, de cuidados intensivos y de hospitalización son los territorios donde el internista desarrolla su diaria actividad. El médico internista sabe enmarcar la queja del paciente, la enfermedad aguda o crónica que padece en cada uno de los planos que conforman el concepto de salud biológica, mental o social. Considera al hombre sano o enfermo como una pieza valiosa en el tablero de ajedrez que es la comunidad donde discurre su entorno social, familiar y laboral.
Es característica la curiosidad científi ca y permanente actualización de este especialista a través de libros, revistas científicas periódicas, jornadas, cursillos y congresos científicos y en los últimos años por Internet.

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