El doctor Cuenca realizó los primeros electrocardiogramas en Maracaibo, entre octubre de 1925 y noviembre de 1926 con un aparato Boulitte, que según él, "constituía el desiderátum en materia de perfección técnica, que había permitido que el método pasara del laboratorio del fisiólogo al gabinete del médico". Era de fabricación francesa y ocupaba una pequeña mesa de 1.30 metros de largo, 60 centímetros de ancho y 1 metro de altura.
Las normas del trazado y del aparato, así como el modus operandi era muy similar al actual. Pero Cuenca va más allá y analiza las diversas teorías que explican la génesis de las ondas e ilustra el trabajo con el esquema de Waller, sobre la disposición de las líneas equipotenciales alrededor de los dos polos cardíacos, con una fotografía del electrocardiógrafo, un esquema de un electrocardiograma normal y el trazado que él utilizó para el trabajo.
Instalado en su consultorio en la calle Obispo Lazo con un fluoroscopio y el primer electrocardiógrafo, comenzó a ofrecer asistencia médica cardiológica y de medicina interna en el Hospital Central Dr. Urquinaona, en el Hospital Chiquinquirá y en el Asilo de Mendigos. Gracias a "un gran espíritu innovador, logra imprimir a la medicina zuliana una verdadera categoría científica, al fundar en la región y en Venezuela, la especialidad cardiológica, en 1925", según Bermudez Arias.
A propósito de la utilización del electrocardiógrafo en Venezuela, Heberto Cuenca Carruyo realiza - de manera clínica-, uno de sus trabajos científicos denominado: "Diagnóstico topográfico del infarto del miocardio" publicado en 1934 en la Gaceta Médica de Caracas, y comenta al respecto:
"El interés del diagnóstico electrocardiográfico en el infarto del miocardio es considerable. Si bien hay cuadros clásicos donde el diagnóstico clínico puede hacerse casi con seguridad, esta afección tiene un poliformismo extraordinario y sólo el electrocardiograma puede despistar las formas anómalas, las formas enmascaradas que se presentan como un trastorno del ritmo que ha aparecido bruscamente, de una insuficiencia cardíaca que ha se ha instalado brutalmente sin antecedentes que lo justifiquen, de un estado febril en un viejo, sin grande ruido y de difícil interpretación, de un síndrome abdominal silmulando un estado peritoneal o una perforación del estómago o del duodeno..."
Las normas del trazado y del aparato, así como el modus operandi era muy similar al actual. Pero Cuenca va más allá y analiza las diversas teorías que explican la génesis de las ondas e ilustra el trabajo con el esquema de Waller, sobre la disposición de las líneas equipotenciales alrededor de los dos polos cardíacos, con una fotografía del electrocardiógrafo, un esquema de un electrocardiograma normal y el trazado que él utilizó para el trabajo.
Instalado en su consultorio en la calle Obispo Lazo con un fluoroscopio y el primer electrocardiógrafo, comenzó a ofrecer asistencia médica cardiológica y de medicina interna en el Hospital Central Dr. Urquinaona, en el Hospital Chiquinquirá y en el Asilo de Mendigos. Gracias a "un gran espíritu innovador, logra imprimir a la medicina zuliana una verdadera categoría científica, al fundar en la región y en Venezuela, la especialidad cardiológica, en 1925", según Bermudez Arias.
A propósito de la utilización del electrocardiógrafo en Venezuela, Heberto Cuenca Carruyo realiza - de manera clínica-, uno de sus trabajos científicos denominado: "Diagnóstico topográfico del infarto del miocardio" publicado en 1934 en la Gaceta Médica de Caracas, y comenta al respecto:
"El interés del diagnóstico electrocardiográfico en el infarto del miocardio es considerable. Si bien hay cuadros clásicos donde el diagnóstico clínico puede hacerse casi con seguridad, esta afección tiene un poliformismo extraordinario y sólo el electrocardiograma puede despistar las formas anómalas, las formas enmascaradas que se presentan como un trastorno del ritmo que ha aparecido bruscamente, de una insuficiencia cardíaca que ha se ha instalado brutalmente sin antecedentes que lo justifiquen, de un estado febril en un viejo, sin grande ruido y de difícil interpretación, de un síndrome abdominal silmulando un estado peritoneal o una perforación del estómago o del duodeno..."
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