Son numerosos los médicos que desean conocer profundamente o descubrir el mecanismo de las enfermedades. Esta curiosidad científica loable y fuente de progreso, puede, en ocasiones, virar hacia un cientificismo peligroso con el fantasma o ilusión de dominar al hombre. Comprender,
explicar, ha sido el objetivo de muchos. Sin embargo, a veces se aparta del aspecto clínico, base fundamental del internista. El clínico se sirve de los conocimientos científicos para intentar la identifi cación correcta del problema y dedicarse a resolverlo racionalmente. En esto se diferencia del investigador puro de las ciencias médicas, quien está en una actividad más marcada por la preocupación de la teoría.
Podría decirse, esquemáticamente, que el internista se apoya en los conocimientos científi cos que adquiere para descubrir los problemas particulares de los pacientes. El investigador,
por el contrario, procede a la inversa: se apoya en conjunto de casos particulares y trata de establecer la forma general.
El investigador, por lo general, considera al ser humano como un objeto de conocimiento, mientras que el clínico (léase internista) lo considera en principio por lo मेनोस como un sujeto. Es decir, como ser humano en su existencia, en su particularidad, en su unicidad y en su propio tiempo. Cada quien es único por su herencia, por su existencia sin-gular, por su arraigo en una tradición. El ser humano en su historia, en la historia de las enfermedades que ha podido
tener o no, en la historia de su salud. El peligro reside en convertir el sujeto en objeto, reducir la persona a objeto orgánico.
Descartes viendo pasar la gente bajo su ventana, se preguntaba si eran personas como él o si no serían simplemente especies mecánicas perfectamente imitadas, accionadas por un resorte suficientemente templado que los movía como a seres humanos y Descartes, preguntándose esto, estableció la ruptura epistemológica entre el cuerpo que somos y el cuerpo que tenemos.
explicar, ha sido el objetivo de muchos. Sin embargo, a veces se aparta del aspecto clínico, base fundamental del internista. El clínico se sirve de los conocimientos científicos para intentar la identifi cación correcta del problema y dedicarse a resolverlo racionalmente. En esto se diferencia del investigador puro de las ciencias médicas, quien está en una actividad más marcada por la preocupación de la teoría.
Podría decirse, esquemáticamente, que el internista se apoya en los conocimientos científi cos que adquiere para descubrir los problemas particulares de los pacientes. El investigador,
por el contrario, procede a la inversa: se apoya en conjunto de casos particulares y trata de establecer la forma general.
El investigador, por lo general, considera al ser humano como un objeto de conocimiento, mientras que el clínico (léase internista) lo considera en principio por lo मेनोस como un sujeto. Es decir, como ser humano en su existencia, en su particularidad, en su unicidad y en su propio tiempo. Cada quien es único por su herencia, por su existencia sin-gular, por su arraigo en una tradición. El ser humano en su historia, en la historia de las enfermedades que ha podido
tener o no, en la historia de su salud. El peligro reside en convertir el sujeto en objeto, reducir la persona a objeto orgánico.
Descartes viendo pasar la gente bajo su ventana, se preguntaba si eran personas como él o si no serían simplemente especies mecánicas perfectamente imitadas, accionadas por un resorte suficientemente templado que los movía como a seres humanos y Descartes, preguntándose esto, estableció la ruptura epistemológica entre el cuerpo que somos y el cuerpo que tenemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario