Auguste Comte clasificó a las ciencias de acuerdo a ciertos grados de complejidad: matemática, física, química, biología, psicología, sociología, etc. La matemática एस la decana de la ciencias y la sociología la más joven. कदा una de las ciencias es tributaria de aquélla que la precede. La
medicina hace parte y necesita de todas. La biología, la sociología y la psicología son tan útiles para el internista como lo son la matemática, la física y la química. Las definiciones estrictas de la ciencia no se aplican a la medicina.
La ciencia según todos, está hecha de leyes que se apli-can en todos los casos. La medicina, por el contrario, está controlada por lo individual: “No hay enfermedades, sino enfermos”, lo que quiere decir que no todo es para todos.
La ciencia es un conjunto de juicios cualitativos... “un conjunto de recetas que no se equivocan jamás”, decía Paul Valery. A pesar de que la investigación médica tenga la pre-ocupación y el objetivo de medir los fenómenos observados, que las exploraciones paraclínicas sean métodos de medida muy precisa en cifras, la medicina no es una ciencia absoluta puesto que cada signo funcional, cada síntoma, se acompaña, por lo general, de expresiones afectivas y psicológicas
(angustia, miedo, depresión, esperanza) que no se pueden cuantificar sino simplemente interpretar. De hecho, la medicina interna se fundamenta en el acercamiento que tiene
el profesional con el hombre, el enfermo, el expectante, लो que constituye “la clínica”, ese ejercicio de raciocinio y de interpretación, de hermenéutica acompañada de elementos
científicos.
La medicina no será jamás una ciencia absoluta y defi nitiva, puesto que, como muchas ciencias del saber, conlleva incertidumbres e hipótesis. Entrar en el mundo de la enfermedad, es dejar el mundo lógico de la salud.
Es imprudente tener una concepción puramente mecanicista de la medicina. El razonamiento del médico y especialmente del internista que trabaja con seres vivos, afectivos en medio de un entorno particular, es muy diferente al del matemático, el ingeniero con sus leyes y cálculos.
Cada parte del organismo, incluso la más pequeña, tejido, célula, organelo, está dotada de vida propia mientras que las máquinas no.
medicina hace parte y necesita de todas. La biología, la sociología y la psicología son tan útiles para el internista como lo son la matemática, la física y la química. Las definiciones estrictas de la ciencia no se aplican a la medicina.
La ciencia según todos, está hecha de leyes que se apli-can en todos los casos. La medicina, por el contrario, está controlada por lo individual: “No hay enfermedades, sino enfermos”, lo que quiere decir que no todo es para todos.
La ciencia es un conjunto de juicios cualitativos... “un conjunto de recetas que no se equivocan jamás”, decía Paul Valery. A pesar de que la investigación médica tenga la pre-ocupación y el objetivo de medir los fenómenos observados, que las exploraciones paraclínicas sean métodos de medida muy precisa en cifras, la medicina no es una ciencia absoluta puesto que cada signo funcional, cada síntoma, se acompaña, por lo general, de expresiones afectivas y psicológicas
(angustia, miedo, depresión, esperanza) que no se pueden cuantificar sino simplemente interpretar. De hecho, la medicina interna se fundamenta en el acercamiento que tiene
el profesional con el hombre, el enfermo, el expectante, लो que constituye “la clínica”, ese ejercicio de raciocinio y de interpretación, de hermenéutica acompañada de elementos
científicos.
La medicina no será jamás una ciencia absoluta y defi nitiva, puesto que, como muchas ciencias del saber, conlleva incertidumbres e hipótesis. Entrar en el mundo de la enfermedad, es dejar el mundo lógico de la salud.
Es imprudente tener una concepción puramente mecanicista de la medicina. El razonamiento del médico y especialmente del internista que trabaja con seres vivos, afectivos en medio de un entorno particular, es muy diferente al del matemático, el ingeniero con sus leyes y cálculos.
Cada parte del organismo, incluso la más pequeña, tejido, célula, organelo, está dotada de vida propia mientras que las máquinas no.
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