El internista se encuentra ante el deber de estar preparado metodológicamente para el aprendizaje activo, continuo y, en gran parte, autónomo. Es su responsabilidad mantenerse
actualizado en consecuencia con el desarrollo científi co-tecnológico y conservar la capacidad para realizarlo eficazmente. La aptitud y actitud del internista debe fortalecerse a través de un proceso educativo formal e investigativo, evitando siempre caer en la incoherencia y la rutina.
Las habilidades y destrezas para abordar los problemas de salud individuales y colectivos, identifi cándolos, delimitar-los y resolverlos estarán siempre en un continuo perfeccionamiento. Para ello, se requiere de disciplina, perseverancia y mente abierta para aceptar las innovaciones. También se le hace obligatorio el entrenamiento en métodos y técnicas (epidemiológicas, estadísticas, educativas y generales), que le faciliten la conceptualización, descripción y explicación del proceso salud-enfermedad, como fenómeno colectivo y el diseño y aplicación de acciones resolutivas.
Los criterios de efectividad, eficacia y costo-beneficio de los diferentes tratamientos y procedimientos deben sustentarse en forma crítica como único método de abordar
la desmitificación de la tecnología, haciéndola accesible a quien esté en capacidad de manejarla. En este sentido el concepto de tecnología no se reduce a la disponibilidad y utilización de equipos, pruebas diagnósticas sofisticadas o medicamentos costosos, sino a la utilización metódica
y analítica del conocimiento científico en la resolución de problemas.
actualizado en consecuencia con el desarrollo científi co-tecnológico y conservar la capacidad para realizarlo eficazmente. La aptitud y actitud del internista debe fortalecerse a través de un proceso educativo formal e investigativo, evitando siempre caer en la incoherencia y la rutina.
Las habilidades y destrezas para abordar los problemas de salud individuales y colectivos, identifi cándolos, delimitar-los y resolverlos estarán siempre en un continuo perfeccionamiento. Para ello, se requiere de disciplina, perseverancia y mente abierta para aceptar las innovaciones. También se le hace obligatorio el entrenamiento en métodos y técnicas (epidemiológicas, estadísticas, educativas y generales), que le faciliten la conceptualización, descripción y explicación del proceso salud-enfermedad, como fenómeno colectivo y el diseño y aplicación de acciones resolutivas.
Los criterios de efectividad, eficacia y costo-beneficio de los diferentes tratamientos y procedimientos deben sustentarse en forma crítica como único método de abordar
la desmitificación de la tecnología, haciéndola accesible a quien esté en capacidad de manejarla. En este sentido el concepto de tecnología no se reduce a la disponibilidad y utilización de equipos, pruebas diagnósticas sofisticadas o medicamentos costosos, sino a la utilización metódica
y analítica del conocimiento científico en la resolución de problemas.
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