martes, 10 de marzo de 2015

HISTORIA DE LA NOMENCLATURA DE LOS NERVIOS CRANEALES

Los trece pares de nervios craneales como los conocemos en la actualidad no siempre fueron así. Han podido ser menos, diez, nueve o siete, o más, hasta quince. Claudius Galenus (Galeno) (129-210 ó 216), describió siete nervios craneales (1,2). Gabriel Falopio (1523-1562), unió lo que se creía hasta entonces como tres nervios sensitivos faciales en tres ramas, oftálmica, maxilar y mandibular, en un mismo nervio que a partir de allí se denominó de los tres gemelos o trigémino (3).
Thomas Willis (1621-1675) a quien se debe la división de los nervios en raquídeos y craneales, había agrupado los nervios craneales en diez pares: (I) Nervio olfatorio, (II) Nervio óptico, (III) Nervio motor ocular común, (IV) Nervio patético, (V) Nervio trigémino, (VI) Nervio motor ocular externo, (VII) Nervio facial y auditivo, (VIII) Nervios glosofaríngeo, neumogástrico y espinal, (IX) Nervio Hipogloso mayor y (X) Nervio suboccipital (4).
Thomas Willis dividió el nervio facial (VII nervio) en una porción dura o facial propiamente dicho, y una porción mollis o auditiva, siendo separados como séptimo y octavo nervios por Samuel Soemmerring (1755-1830). Achillini.
Alejandro (1463-1512) y Andrés Vesalio (1514-1564) incluyeron al nervio troclear o patético (IV nervio), como formando parte del nervio oculomotor o motor ocular común (III nervio) y Falopio lo estudió como un nervio aparte, siendo nombrado como troclear o similar a una polea por el inglés William Mollins (1617-1691).
HISTORIA DE LA NOMENCLATURA DE LOS NERVIOS CRANEALES
10 Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina
La más reciente nomenclatura internacional (1998), además de los doce pares conocidos tradicionalmente; incluye al nervio terminal como nervio craneal (nervio craneal 0), a pesar de ser atrófico en los humanos y estar relacionado con el nervio olfatorio, también se le conoce a este nervio como nervio vomeronasal (5).
Vamos a considerar cada uno de los trece pares de nervios craneales actualmente aceptados, pero es de interés conocer brevemente la historia de la nomenclatura anatómica. La palabra nomina es latina y es el plural neutro de nomen, por lo que no puede decirse la Nómina Anatómica y mucho menos la Nómina Anatómica, lo correcto es los Nómina Anatómica, cuya traducción al castellano es Nomenclatura Anatómica Internacional (INA) por sus siglas en inglés y no “Nomenclatura anatómica” Nómina Anatómica han habido muchas en la historia, pero Nomenclatura Anatómica Internacional no hay sino una: los Nómina Anatómica.
La primera Nomenclatura Internacional fue la elaborada en latín por los anatomistas de lengua alemana a instancias de Wilhelm His, aprobada en el IX Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana, que se celebró en Basilea (Suiza) en el año 1895; publicada inicialmente con el nombre de Nómina Anatómica; en inglés se refieren a ella como Basle Nomina Anatomica o BNA. (Nomenclatura Anatómica { Internacional } de Basilea), que se impuso en Alemania y en buena parte de América.
Con anterioridad a la II Guerra Mundial, se publicaron casi simultáneamente una revisión británica, otra estadounidense y una alemana, que complicaron la situación. La que más importancia alcanzó fue la alemana, publicada en 1935 y conocida en inglés como Jena Nomina Anatomica o (JNA). En un intento de uniformar la nomenclatura anatómica, la Federación Internacional de Asociaciones de Anatomistas (FIAA) creó en 1950 un Comité Internacional de Nomenclatura Anatómica que elaboró una nueva nomenclatura latina internacional, aprobada en 1955 con motivo del VI Congreso Federal Internacional de Anatomía celebrado en París: los Parisiensia Nomina Anatomica o, en inglés, Paris Nomina Anatomica o PNA (Nomenclatura Anatómica { internacional } de París) o INA, siglas en inglés de International Nomenclature Anatomical.
Luego de una disputa en 1985 entre la FIAA y el Comité Internacional de Nomenclatura Anatómica, terminó con la ruptura de relaciones entre ambos organismos en 1989, cuando el Comité publicó la sexta
Figura 2. Claudio Galeno 129 – 216, Italia.
Figura 1. Los diez pares craneales descritos por Thomas Willis (1621 – 1675).
I. Nervio olfativo
II. Nervio óptico
III. Nervio motor ocular común
IV. Nervio patético
V. Nervio trigémino
VI. Nervio motor ocular externo
VII. Nervio facial y auditivo
VIII Nervio glosofaríngeo, neumogástrico y espinal
IX. Nervio hipogloso mayor
X. Nervio suboccipital
El noveno nervio o glosofaríngeo (IX nervio), fue paseado por toda la anatomía de los nervios craneales; Galeno unió el gloso-faríngeo al abducens o motor ocular externo (VI nervio), Falopio lo consideró como un nervio independiente en el año 1561, para que Willis lo uniera al vestibulococlear; hasta que finalmente Soemmerring lo separó como noveno nervio. El nervio más antiguo descrito es el neumogástrico (X nervio), descrito por Marino en el año 100 dC. nombrado como vago, de “vagar” en latín por su errático y prolongado recorrido por Domenico de Marchetti (1626-1688) de la Universidad de Padua, Italia. Jacob Winslow adosó el nervio hipogloso (XII nervio) al noveno nervio y Soemmerring lo separó como duodécimo nervio craneal (3).
PLAZA F
Volumen 57, Nº 1-2, 2008 11
edición de los Nomina Anatomica sin someterla a aprobación del XIII Congreso Federal Internacional de Anatomía celebrado en Río de Janeiro. En agosto de 1989, la FIAA decidió crear un nuevo Comité Federal de Terminología Anatómica (FCAT) con el fin de elaborar una nueva nomenclatura anatómica internacional, que luego de 13 reuniones, el nuevo Comité publicó en 1998 la nueva Terminología Anatómica (TAI), que ha sustituido a los Nómina Anatómica como nomenclatura anatómica oficial en todo el mundo (6-10).
NERVUS CRANEALIS o, también llamado NERVIO TERMINAL
Es el último nervio aceptado por la Terminología Anatómica Internacional, en el año 1998. Consta de algunos finos nervios, parcialmente ramificados, que se encuentran asociados al nervio olfatorio, ubicándose a lo largo del borde medial de los bulbos y tractos olfatorios. Ejerce una función en la migración de neuronas liberadoras de gonadotropinas (GnRH). Se supone la existencia filogenética de un sector del cerebro y de un nervio común, que integra el nervio terminal, con los nervios olfatorios y los vomeronasales, para la detección de olores y la orientación en la búsqueda de alimentos, detección de feromonas y regulación vascular nasal (11,12).
NERVI OLFATORII (Nervio olfatorio)
I NERVIO CRANEAL
Olfatorio viene del latín olfacere “oler”. Fueron observados por primera vez por Theo Theophilus Protospatharius, médico del emperador bizantino Heraclio del siglo VII dC. Originalmente se aplicó a las cintillas olfatorias. Barcia Goyanes, Juan José refiere que Claudio Galeno ya las conocía y también su relación con la olfación, pero no les atribuyó carácter de nervios por ser mucho más blandos que ellos, y las consideró como una parte del cerebro. El primero en hablar de nervio olfatorio fue Gabriele De Zerbis (1445-1505). A Willis se le debe la consideración de primer par craneal. Max Schulze demostró su relación con el neuroepitelio de la mucosa nasal. Bartholin, Caspar (El viejo) (1585-1629), fue el primero que describió y publicó la función del nervio olfatorio. En la actualidad se entiende por nervio olfatorio el conjunto de fibras nerviosas originadas en las células neuronales bipolares del epitelio olfatorio de las fosas nasales que alcanzan el bulbo olfatorio después de atravesar la lámina cribosa del etmoides (13,14).
NERVUS OPTICUS (Nervio óptico)
II NERVIO CRANEAL
Galeno en el siglo II describió a los nervios ópticos como canales neumáticos transportadores de sensaciones desde los ojos al cerebro y describió la decusación del nervio sin darle nombre, señalaba que unos negaban a este nervio el nombre de tal y lo consideraban como un conducto, otros atendiendo a su función lo consideraban un nervio. Este nombre fue correctamente traducido del árabe al latín y nunca se ha perdido. Rufo de Éfeso, siglo II, llamó a la decusación de los nervios ópticos con el nombre de “quiasma” (del griego chiasma “línea de dos cruces; la forma de la letra chi “X”). La primera representación del quiasma en la que se muestra un entrecruzamiento entre las fibras ópticas aparece en un libro de oftalmología del sirio Califa Ibn Abi Al-Mahasin (1266), en la que señala el entrecruzamiento de todas las fibras nerviosas. En 1573 Varolio, Costanzo publica el primer libro sobre el nervio óptico, señalando su origen en la pared del tercer ventrículo. René Descartes (1596-1650) creyó en la representación mecánica de la visión y negó la existencia de una decusación quiasmática de los nervios ópticos, para él cada nervio se originaba en el ventrículo lateral continuándose por una ruta paralela al quiasma para terminar en la retina; además se transmitía hacia la pineal separadamente desde cada ojo antes de ser memorizado por el cerebro. La nómina anatómica de Jena (INA) suprimió el nervio óptico de la serie de los nervios craneales ya que su significado morfológico es el de un tracto del sistema nervioso central. La nómina anatómica de París (PAN) consideró que lo arraigado de la expresión hacía aconsejable conservarla. Está constituido por los axones de las neuronas ganglionares de la retina y se extiende hasta el quiasma óptico donde se continúa con las cintillas ópticas que terminan en el núcleo geniculado lateral del tálamo (13-17).
NERVUS OCULOMOTORIUS (Nervio Oculomotor) III NERVIO CRANEAL
El nombre se debe a Soemmerring, y así ha sido adoptado por los nóminas anatómicas. Coetáneo de Bonells e Ignacio Lacaba lo llamaron oculomuscular o motor común de los ojos (motor ocular común en español, que es la traducción francesa de moteur oculaire común). Está formado por fibras eferentes somáticas generales que inervan el músculo elevador

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