El concepto de aquel paciente obeso, pícnico, con hipertensión arterial sistémica (HAS), de hábitos dietéticos desmesurados, que prefiere las carnes rojas acompañadas de cerveza(s), con historial de hipercolesterolemia, diabetes mellitus tipo 2 (DM2), de insuficiencia renal en curso, que representa la figura clásica del paciente gotoso, fue cambiando a lo largo de las últimas cuatro décadas.
Esta imagen, si bien no lejana de la realidad, se transformó en una versión actualizada, representada por un paciente gotoso mucho más joven, ajustado a hábitos de la vida moderna, flojo para los ejercicios físicos y que prefiere las comidas chatarra, ricas en carbohidratos. El gotoso moderno además podría ser una mujer.
¿Cuál es por lo tanto el trasfondo de los carbohidratos en la relación con HUA y gota?
La respuesta es dada por la historia de la salud de algunos países desarrollados.
La aprobación del decreto en los EEUU, a fines de los sesenta, que autorizaba endulzar la mayoría de los alimentos con almíbar de maíz, fue un rotundo desacierto para la salud de la población norteamericana. La incidencia de obesidad se disparó, al igual que los casos de HUA y gota, así como los componentes del síndrome metabólico (SM). El almíbar de maíz, rico en sacarosa, que a su vez se compone principalmente de fructuosa, endulza mejor y a bajo costo. Sin embargo no todo lo dulce y barato suele ser bueno.
La fructosa es el único azúcar que eleva el ácido úrico al aumentar la degradación de nucleótidos de purina y de promover la síntesis de purinas durante su fosforilación hepática. También se relaciona con la hipertrigliceridemia postprandial que causará indirectamente resistencia a la insulina (RI). No es casual que un tercio de aquéllos consumidores de más de 200 g de sacarosa diaria, equivalente a tres botellas pequeñas o cuatro latas de gaseosa, desarrollarán HUA. Otros tendrán gota y cálculos renales, también engordaran, padecerán de HAS y desarrollaran RI. Los varones consumidores de 5 a 6 gaseosas a la semana, tienen un riesgo de sufrir de gota en un 29%, en un tiempo estimado de 12 años. Aquellos bebedores de 2 o más gaseosas, al día, tendrán un riesgo de 85%, según la cohorte de profesionales en salud. Este último riesgo equivale al consumo diario de bebidas espirituosas que contengan 30 g a 50 g de alcohol, y a un poco menos que beber cerveza diariamente. Las mujeres que consumen una o más gaseosas al día durante muchos años, tendrán un riesgo de 83% de padecer DM2.
La relación entre la HUA, gota, obesidad, DM 2 y el SM, al parecer no radica en que la HUA y la gota sean un mero epifenómeno. La insulina reduce la excreción urinaria de ácido úrico y se supone que a más insulina, mayor será la HUA. Ello supondría que la HUA sería el resultado de la RI. Sin embargo, estudios recientes, como el publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (marzo 2009) concluyen que un ataque de gota frecuentemente precede al diagnóstico del SM y de sus componentes. En el NHANES III, los pacientes no-obesos con HUA de base, tenían 10 veces más el riesgo de sufrir el SM.
Estudios de niños y adolescentes obesos revelan una fuerte asociación entre obesidad e HUA. Cabe destacar que esta es una población ajena de posibles entidades o agentes como la insuficiencia renal, uso de diuréticos, alcohol, DM2 y enfermedades cardiovasculares que, a su vez, son causantes de HUA. En niños y adolescentes, por lo tanto, se sugiere que la HUA per se cause daño endotelial y que posteriormente
predisponga a desarrollar el SM y posible riesgo cardiovascular futuro.
Estudios prospectivos, como el MRFIT aclaran aún más el papel activo que juega la HUA, al demostrar que hombres desarrollarán HAS a los 6 años si tienen niveles anormalmente altos de ácido úrico. Más aún el Normative Aging Study correlaciona en forma lineal el riesgo de HAS mientras más altos sean los niveles de ácido úrico.
Evidentemente, el concepto de HUA y gota fue cambiando. No sólo por su origen, que ahora proviene principalmente de azúcares, sino que poco a poco se descubre su papel protagónico en la patogenia del SM. Es de esperar que en un futuro no muy lejano la HUA y tal vez la gota, sean incorporadas en los criterios del SM y como parte de criterios de riesgo vascular.
Prof. Rubén Peredo-Wende, MD
Instructor Clínico
División de Reumatología.
Departamento de Medicina Interna.
Universidad de Michigan, EEUU.
Esta imagen, si bien no lejana de la realidad, se transformó en una versión actualizada, representada por un paciente gotoso mucho más joven, ajustado a hábitos de la vida moderna, flojo para los ejercicios físicos y que prefiere las comidas chatarra, ricas en carbohidratos. El gotoso moderno además podría ser una mujer.
¿Cuál es por lo tanto el trasfondo de los carbohidratos en la relación con HUA y gota?
La respuesta es dada por la historia de la salud de algunos países desarrollados.
La aprobación del decreto en los EEUU, a fines de los sesenta, que autorizaba endulzar la mayoría de los alimentos con almíbar de maíz, fue un rotundo desacierto para la salud de la población norteamericana. La incidencia de obesidad se disparó, al igual que los casos de HUA y gota, así como los componentes del síndrome metabólico (SM). El almíbar de maíz, rico en sacarosa, que a su vez se compone principalmente de fructuosa, endulza mejor y a bajo costo. Sin embargo no todo lo dulce y barato suele ser bueno.
La fructosa es el único azúcar que eleva el ácido úrico al aumentar la degradación de nucleótidos de purina y de promover la síntesis de purinas durante su fosforilación hepática. También se relaciona con la hipertrigliceridemia postprandial que causará indirectamente resistencia a la insulina (RI). No es casual que un tercio de aquéllos consumidores de más de 200 g de sacarosa diaria, equivalente a tres botellas pequeñas o cuatro latas de gaseosa, desarrollarán HUA. Otros tendrán gota y cálculos renales, también engordaran, padecerán de HAS y desarrollaran RI. Los varones consumidores de 5 a 6 gaseosas a la semana, tienen un riesgo de sufrir de gota en un 29%, en un tiempo estimado de 12 años. Aquellos bebedores de 2 o más gaseosas, al día, tendrán un riesgo de 85%, según la cohorte de profesionales en salud. Este último riesgo equivale al consumo diario de bebidas espirituosas que contengan 30 g a 50 g de alcohol, y a un poco menos que beber cerveza diariamente. Las mujeres que consumen una o más gaseosas al día durante muchos años, tendrán un riesgo de 83% de padecer DM2.
La relación entre la HUA, gota, obesidad, DM 2 y el SM, al parecer no radica en que la HUA y la gota sean un mero epifenómeno. La insulina reduce la excreción urinaria de ácido úrico y se supone que a más insulina, mayor será la HUA. Ello supondría que la HUA sería el resultado de la RI. Sin embargo, estudios recientes, como el publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (marzo 2009) concluyen que un ataque de gota frecuentemente precede al diagnóstico del SM y de sus componentes. En el NHANES III, los pacientes no-obesos con HUA de base, tenían 10 veces más el riesgo de sufrir el SM.
Estudios de niños y adolescentes obesos revelan una fuerte asociación entre obesidad e HUA. Cabe destacar que esta es una población ajena de posibles entidades o agentes como la insuficiencia renal, uso de diuréticos, alcohol, DM2 y enfermedades cardiovasculares que, a su vez, son causantes de HUA. En niños y adolescentes, por lo tanto, se sugiere que la HUA per se cause daño endotelial y que posteriormente
predisponga a desarrollar el SM y posible riesgo cardiovascular futuro.
Estudios prospectivos, como el MRFIT aclaran aún más el papel activo que juega la HUA, al demostrar que hombres desarrollarán HAS a los 6 años si tienen niveles anormalmente altos de ácido úrico. Más aún el Normative Aging Study correlaciona en forma lineal el riesgo de HAS mientras más altos sean los niveles de ácido úrico.
Evidentemente, el concepto de HUA y gota fue cambiando. No sólo por su origen, que ahora proviene principalmente de azúcares, sino que poco a poco se descubre su papel protagónico en la patogenia del SM. Es de esperar que en un futuro no muy lejano la HUA y tal vez la gota, sean incorporadas en los criterios del SM y como parte de criterios de riesgo vascular.
Prof. Rubén Peredo-Wende, MD
Instructor Clínico
División de Reumatología.
Departamento de Medicina Interna.
Universidad de Michigan, EEUU.
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